Arte en México
En México, los artistas se precian de ser de izquierda, es decir generalmente anti capitalistas, ya que el PRD se afana más por defender los monopolios públicos que la libre competencia. Recordemos además como la inteligencia artística ha luchado por tener privilegios fiscales por el solo hecho de ser creadores. ¿Que un profesor no es creador? Claro, y paga impuestos. Pues así es, los escritores, pintores... no quieren pagar impuestos al Estado, ah y tampoco quieren al mercado. Pero bueno, esa es la vieja guardia de Elena Poniatowska y compañía. Una nueva guardia está emergiendo, de jóvenes que no tienen miedo del mercado ni del estado, ah y tampoco de pagar impuestos. Y gracias a ellos la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Tijuana.. están viviendo un renovado aire de creación artística.
Desde la música de Nortec hasta los cross overs de moda de Ana Elena Mallet, el arte en México no se parece en nada a la anquilosada élite de hace menos de 15 años. ¿Porqué? El parte por han perdido miedo a competir en un mundo global. Y hay ejemplos previos. Diego Rivera se decía de izquierdas leninistas, pero bien que iba a Nueva York a pintar murales, y si ejemplos anteriores buscamos está la Florencia del Renacimiento con el mecenazgo de los Medicis, una gran familia de banqueros. Hoy la juventud creativa es más congruente, y sabe que el mercado no es malo a priori, y sí puede tener muchos beneficios si se le sabe utilizar y no a la inversa. Patrick Tucker escribe en The Futurist sobre la intersección entre economía y arte. Advierte que los jóvenes artistas tendrán que crear mucho más que arte para sobrevivir en este nuevo siglo. Creo que su aviso es para todos, y eso es bueno, ya que la globalización como dice Tom Friedman en El mundo es plano nos nivela como chinos, indios.... y si nos contentamos con solo dar lo de siempre, y caro, estaremos fritos.
Nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco el año de 1951.
Entre sus más importantes y trascendentes estudios en las artes plásticas se encuentran los de acrílico y figura humana con Davis Birks de 1992 al 2000, de óleo con Carlos Vargas de 1993 al 2005 y de dibujo al carbón con Gustavo Bustos durante el 2004.
Selección de Exposiciones Individuales
1995 “Naturalezas Vivas”. Casa de la cultura de Zapopan. Zapopan, Jalisco.
1999 “Nudos Desnudos”. Exconvento del Carmen. Guadalajara, Jalisco.
2000 “Catarsis” . Alianza Francesa. Guadalajara, Jalisco.
2001 “Trazos”. Mezanine Cultural La Petite France. Puerto Vallarta, Jalisco.
2003 “Trazos de vida”. Espacio del Arte Televisa. Guadalajara, Jalisco.
2004 “Catarsis” . Universidad de Guadalajara. Puerto Vallarta, Jalisco.
2004 “Catarsis I “. Galerie des Artists. Puerto Vallarta, Jalisco.
2004 “La Piel”. López Isaza Galería de Arte. Acapulco, Guerrero.
2005 “La Piel”. Mezanine Cultural La Petite France. Puerto Vallarta, Jalisco.
2005 “Expresiones”. Centro Cultural “Casa Vallarta” U.D.G. Guadalajara, Jalisco.
Si bien en esencia es un pintor autodidacta, a lo largo de su trayectoria ha cursado algunos estudios en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara y algunos otros talleres, cursos y diplomados en diversas instituciones. Entre estos estudios se encuentran las áreas de Grabado, Restauración e Historia del Arte Occidental. A pesar de su corta edad, cuenta con más de 60 exposiciones colectivas e individuales a nivel nacional e internacional, ente las que destacan las siguientes.
Ha participado en la ilustración de varias obras literarias, entre ellas publicaciones dedicadas a la psiquiatría. En la actualidad participa en los documentales “Hay una luz que nunca se apaga” de Daniel Larracilla y en el del becario del FONCA, Pablo Márquez y en el proyecto de Mallas Tenax con espectaculares de su pintura en la ciudad de Guadalajara.
Catalina de la Mora nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco en el año de 1967, ciudad donde cursó sus estudios de diseño gráfico.
Entre otros estudios cursados por Catalina se encuentran el taller de dibujo con especialización en figura humana en la Galería Vincent impartido por el maestro José Fors, el taller de escultura del Centro Cultural Centenario con el maestro Arturo Méndez y el taller de emplomados en el Instituto Cultural Cabañas.
Así mismo ha realizado recorridos de estudio y de análisis plástico en el Instituto Cultural Cabañas, La Casa de la Moreña en La Barca, Jalisco y el Museo de Guadalupe en Zacatecas.
En el ámbito profesional colaboró como diseñadora en “Groppe Preprensa”, participó en la realización de la escenografía del cortometraje “Sin Sostén” dirigido por René Castillo e impartió clases de dibujo en el Colegio Cambridge.
Actualmente imparte la cátedra de dibujo en la carrera de Diseño del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente y se desarrolla como pintora y escultora.
Ignacio Guerrero
Artista esencialmente autodidacta, nace en la ciudad de Guadalajara en 1963.Desde su niñez, manifiesta inclinaciones por el dibujo y la pintura. Cursa la licenciatura de diseño gráfico en la Universidad de Guadalajara llegando a desempeñar el cargo de director de arte en prestigiadas agencias publicitarias de la ciudad, ilustrando además numerosas revistas y diarios. Posteriormente, abandona el mundo de la publicidad y se dedica de lleno a la pintura ya que esta le ofrece una total libertad de expresión. Ha cursado importantes talleres con el gran maestro Cornelio García así como con Armando Galvéz Frausto. De corte surrealista, su obra ha sido expuesta en México y en el extranjero, contando con alrededor de 30 exposiciones en su haber, premios y reconocimientos.
Su obra forma parte de colecciones privadas en Guadalajara, Cd. De México, Monterrey, Los Ángeles California, Miami, Puerto Rico, Alemania, Australia y Francia.
El onírico-lúdico mundo surrealista de Ignacio Guerrero, evoca parajes ocultos en los caminos de lo imposible, el vuelo de un ave, una jaula, caballos, sirenas, hombres y mujeres en plena metamorfosis cuasi-kafkianas nos muestran elementos comunes en ese extraño mundo creado desde lo recóndito de sus pinceles, embebidos en óleos y acrílicos que embadurnan de poesía sus lienzos.
Considerado por la prensa y los medios de comunicación como un "provocador" y un "transgresor", su trabajo como artista refleja su particular visión sobre el capitalismo, la inmigración, el trabajo y la explotación laboral.
Sierra ha pagado a grupos de trabajadores para que muevan una roca de un punto A a un punto B y vice versa. Otra de sus obras fue la remuneración de un grupo de prostitutas brasileñas -drogadictas- para que se tatuasen sus espaldas. Las mujeres recibieron el pago en droga. También es destacado el trabajo en el que cubrió a inmigrantes Iraquíes con poliuretano esperando después hasta su secado.
Sin duda uno de sus trabajos más conocido es 254 m3, en el cual, con la ayuda de varios coches y una tubería, lleno de dióxido de carbono una sinagoga sin uso en las afueras de Colonia (Alemania).
Recientemente ha expuesto una de sus últimas obras, Los penetrados en El Torax, Terrassa, España.
Juan Carlos Castillo, a fuerza de introspección y ahondamiento vital conduce su expresión plástica a dimensiones de crítica existencial, dudas del propio ser, que son cuestiones que inquietan a todo individuo: La radical angustia vital, la vivencia del límite de la existencia humana. La cantidad de retratos frontales desafían al espectador con la vitalidad de la mirada, la vida... el brillo del existir que tan frágil resulta cuando entra en escena su opuesto: La muerte,... la nada... ¿Seré nada? Se pregunta Juan Carlos.
Toda una sucesión de imágenes y referencias. La conjugación de sus piezas parece intentar mitigar la obsesión instalada en la sociedad mexicana sujeta a la idea de trascendencia de corte católico, y con ello, la forma de comprender la individualidad, el ser y la persona. Cuando el artista se cuestiona su identidad ha de replantear estas trazas de catolicidad, más si se es poblano, que enmarcan la comprensión de su realidad que el personaje común asume sin dudar, asimilándola como su propia identidad. Ésta es la pregunta que subyace en el fondo de cada obra, en el entorno del escenario creado con estas instalaciones. Es la vibrante reflexión de Juan Carlos ahondando en su esencia; Una persona inquieta por la vida y su sentido. Sentido que emerge del esquema triádico entre el ser, ineludiblemente unido al aparecer y el percibir; Existir es la clave de esta aglutinación. Cualquiera que sea el sentido de la vida, es, al final, el punto que sostiene con sus imágenes: Tu definición interior aparecerá en la confrontación con la mirada del otro, que aporta un reconocimiento de nuestra identidad. Se sabe lo que uno es por la percepción de la mirada viva del otro.
El ser viviente es la fuerza que late en las cuestiones que, a través de la plástica pictórica y la instalación, utiliza Juan Carlos Castillo para explayar sus propias dudas que, como todo ser humano posee, pero que como artista exterioriza a través de un montaje donde la participación de las pinturas funcionan primordialmente como imágenes cuidadosamente elaboradas. Estas imágenes bien podían ser impresiones digitales contundentes y no restar validez al mensaje. Sin embargo, lo importante en la acción de Juan Carlos Castillo no es, en esta etapa por la que atraviesa, tanto el resultado final, sino el proceso seguido, del cual, las obras son rastro y excusa de pensamiento.
Al final, todavía, la sujeción matérica de artista le conduce a la creación palpable, caligráfica y bidimensional en la intención de comunicar sus inquietudes más profundas. En todo este natural afán que subyace en el artista como productor de piezas se apunta, como en su pensamiento y en sus preguntas, una inclinación creciente en su proceso hacia lo inmaterial o colectivo que está por despertar cuando reconozca en su labor de artista una esencia de mayor alcance que el producto mismo.